La verdad es que no sabría decir por que decidí crear este blog. Lo más sencillo, sería reconocer que siendo el escribir historias algo que siempre me ha gustado. La posibilidad de exponerlas para que cualquiera pueda leerlas me incentivó a tomar la decisión. Sea como sea, esta resultando una interesante experiencia, un atractivo divertimento del que quiero hacer participe a todo el que guste.







Para cualquier sugerencia, crítica u opinión.






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sábado, 11 de junio de 2011

Un paseo y un post

No se a vosotros pero a mi los de blogger empiezan a tenerme bastante harto. Como ya he dicho en más de una ocasión la experiencia de crear este blog ha sido algo realmente satisfactorio. Me encanta poder publicar alguno de mis relatos, o un post sobre algo que me suceda o se me ocurra y ver cual es vuestra reacción. Resulta entretenido ver como poco a poco aportáis comentarios y opiniones que como siempre digo agradezco un montón. Poder sentarme un rato frente al ordenador y pasearme por vuestros blogs, para ver y comentar vuestros posts, es ya como una terapia de relajación. Pero desde que hace unas semanas las aplicaciones de blogger empezaron a dar problemas, abrir el blog ya no resulta tan divertido. En algunos casos, para poder haceros llegar mis comentarios he llegado a tener que recurrir al correo electrónico por que me era imposible acceder a apartado de comentarios. Mi mayor temor fue leer que Malena, de Nacida en África no podía acceder a las aplicaciones de su blog. No conseguía responder a los comentarios ni publicar más posts. Fue un palo que me hizo temer lo peor. Mi funesto presentimiento se confirmó cuando el lunes pasado me di cuenta de que no podía responder vuestros comentarios. Tampoco he recibido ninguno nuevo, otra cosa de la que preocuparse. ¿Será algo pasajero? Me dije intentando auto convencerme de que la cosa se arreglaría. Pero de momento sigo en espera. La posibilidad de intentar publicar algo y que no fuera posible me aterró. Así que decidí no arriesgarme y aplazar ese posible disgusto para más adelante. Planteándome llegado el caso el intentar activar el segundo blog que aparece en mi perfil y que en su momento solo fue una prueba que se quedó sin uso.

Ayer tarde mientras paseaba a Dana me dio por pensar… Si, ya sé que alguno estaréis diciendo que no debería hacer esas cosas. Pero lo siento ya es tarde. El caso es que empecé a plantearme si al volver a casa tendría que probar a publicar un relato. Total ya puestos si tenía que afrontar lo peor cuanto antes mejor. Para intentar distraerme un poco del tema empecé a recordar el último capitulo de la serie que había estado viendo la noche anterior. El año pasado mi amiga M me regaló la serie The Shield. Siete temporadas completas, de una de esas series que te dan la impresión de estar viendo una especie de novela hecha para la televisión. Hace unos años The Shield (En España, Al margen de la ley) empezó a emitirse en algunas cadenas autonómicas y de pago. Pero su formato, nada que ver con el de Bones, CSI y similares no termino de cuajar. A los maniacos de las series en cambio nos parece magnifica. En The Shield la acción se desarrolla de forma lineal. Nada de las elipses de tiempo que se aplican en otras series policíacas, para que un caso empiece y se resuelva dentro de un mismo capitulo. En esta serie los acontecimientos y situaciones van surgiendo a lo largo de las temporadas y entrecruzándose como la trama de un libro. Un libro del que si te saltas algún capitulo es como si dejaras de leer tres docenas de paginas. Personalmente pienso que The Shield y The Wire, son probablemente las dos mejores series de intriga que se hayan hecho hasta ahora. Reconozco que mi preferida es The Wire y algún día escribiré algún post al respecto.

Pero en lo que acabé pensando ayer más que en la trama de la serie fue en su personaje central, Vick Mackey. Un policía corrupto, con puntuales a taques de moralidad del estilo Tony Soprano, otro que tal. En una reciente campaña publicitaria, aprovechando la fama de malo labrada a pulso por Lewis Hamilton. Se nos hace reflexionar sobre los malos de las películas. Esos personajes imprescindibles sin duda, para que las historias nos resulten más atrayentes. Según la campaña publicitaria cuanto peor es el malo, mejor es la película… -y el libro digo yo-
Si te paras a pensar un poco en todo esto en realidad hoy en día los malos se “venden” casi, o incluso mejor que los buenos. Ser el chico de la película, el bueno, es un rol sobre valorado. Esta reflexión empezó a hacerme pensar en un post al respecto. Un post al que empecé a dar forma en mi cabeza. Donde se quedó, puesto que al llegar a casa resultó que mi servidor de Internet me había dejado sin servicio. Así que ni blog ni post ni nada de nada. Bueno si, tocó otra ración de capítulos de The Shield. Es oír la banda sonora del inicio y Dana se pone a dormir como una bendita. Mientras escribo esto aún no se si voy a poder publicarlo en el blog. O si lo podréis leer o comentar. Veremos en que queda el asunto de momento ahí va la prueba. Eso sí, del post sobre mis reflexiones de los “malos” de película no podréis libraros.

viernes, 3 de junio de 2011

La tristeza de la niña

Antes de nada quería daros las gracias por la buena acogida que le habéis dado a la historia de Virginia. Este relato es muy especial para mí, es nunca mejor dicho, la niña de mis ojos. Es quizás por eso, por lo que me ha hecho tanta ilusión ver que pese a ser una historia triste y con un desenlace evidente. Todos estabais interesados en conocer al detalle la historia. Una de las cuestiones que destaca en los comentarios es la posibilidad de que se trate de una historia real. En principio había pensado en responder a esta cuestión con un resumen en la columna de comentarios. Pero como ya he dicho este relato me es especial. Así que finalmente me decidí por darle al comentario forma de post.
El argumento, las situaciones y los personajes que conforman La niña de ojos tristes  son ficticios. Todo es pues fruto de mi imaginación… a excepción de la mirada. Esa mirada cargada de silenciosa y triste melancolía que hace conectar a los personajes y que da pie a la historia.

En mi caso la inspiración para escribir un relato puede venir de las cosas más dispares. Desde algo que leo o escucho, pasando por situaciones que vivo o pensamientos que sin saber por que me vienen de pronto a la mente. En el caso de este relato fue esa mirada. La mirada que crucé con una muchacha que vivía cerca de la cafetería en la que yo trabajaba por aquel entonces. Había visto a la chica ir y venir cientos de veces, conocía su historia.
 Tras perder a sus padres en el plazo de tres años, había acabado viviendo en casa de unos tíos. En el vecindario toda la gente alababa la entereza con la que, tras morir su madre en un absurdo accidente. La muchacha había afrontado la dura experiencia de la enfermedad terminal de su padre. Tras tantos acontecimientos dolorosos, empezar vivir con sus tíos, en compañía de tres primos de edades similares a la suya. Habría parecido la mejor opción de que aquella chica, pudiera tener la oportunidad de recuperar parte de su adolescencia y reencauzar su vida de la forma menos traumática. Por desgracia para la pobre, la vida aún le tenía reservada una nueva tragedia. El verano anterior, a aquella tarde en que nos miramos, otro absurdo accidente le costó la vida a su tío. Rompiendo el efímero equilibrio que la vida de la muchacha había empezado a adquirir.
Teniendo en cuenta mi propia experiencia. -Mi infancia tampoco fue lo que se dice un camino de rosas.- Puedo asegurar que tanto dolor, tanta mala suerte. Acaban suponiendo una carga emocional difícil de asimilar. Como ya he dicho, la expresión de tristeza que reflejaba el rostro de la muchacha era algo en lo que me había fijado a fuerza de verla pasar. Imagino, que el hecho de conocer su historia me hizo asumir que día a día, ella intentaba sobrellevar la tristeza que parecía emanar. Pero fue aquella tarde. La única vez que me asomé a sus ojos. Cuando algo dentro de mí me hizo concebir la idea de escribir esta historia.

Han pasado diez años de aquello. Lo último que supe de ella es que por suerte su vida pareció estabilizarse por fin, concediéndole un merecido respiro. No he vuelto a verla y la verdad es que ahora, mientras escribo. Pienso que me gustaría verla sonreír, aunque solo fuera una vez. Dudo que eso me hiciera olvidar el recuerdo de aquella tarde, el recuerdo de su mirada. Sería bonito poder verla feliz. Su historia y la de Virginia no cambiarían. Mi niña de ojos tristes cobró vida inspirada por la tristeza de una muchacha. Pero tal vez la felicidad de la mujer que es ahora, sería el mejor cierre para historias tan tristes.