Según se nos cuenta en la Biblia. Para proveer de alimento a su pueblo durante la larga travesía del desierto Dios le envió el maná. Un alimento divino que adoptaba la forma y sabor que encada momento deseaba su consumidor. Así pues el maná permitió a los hebreos cruzar el desierto y alcanzar la tierra prometida. Imagino que de ahí debe provenir la expresión como llovido del cielo. Que aplicamos a todo lo bueno que de pronto nos pueda suceder de forma imprevista y sin que lo esperáramos.
Quien sabe tal vez políticos, bancos, inversores, mercados y todo lo demás también estén esperando una especie de maná que les solucione la papeleta de la crisis. Ahora parece que el problema sería la confianza de los mercados en la capacidad de Europa para afrontar la situación. Ayer leí en la prensa que hay protestas en Wall Street reclamando que se investigue quien es el culpable de desastre. Donde esta el dinero, quien se ha o se esta lucrando con la situación y por que no parece que haya un interés real en solucionarlo. También hoy se nos dice que es un día crucial – Ya van unos cuantos- para que la comisión Europea. –Lo que en román paladino, viene siendo Alemania- Decida finalmente como le va a entrar al asunto. Que si emitiendo DEUDA de la Unión. Ampliando el fondo de rescate común. O creando otra comisión que a su vez estudie el problema, dilatándolo un poco más haber si definitivamente todo de va al garete. Como ya expliqué en su momento cuando hace unos meses publiqué mi post el DINERO ES DEUDA. Para su funcionamiento el sistema bancario necesita dinero proveniente de la DEUDA. Y eso es precisamente lo que los mercados parecen exigirle ahora a los gobiernos que sean capaces de asumir los compromisos de su DEUDA publica. Parece ser que el problema sería la falta de confianza de los mercados ????? Las compañías auditoras que en su momento alentaron el desastre. Ahora no dejan de marear amenazando con continuas devaluaciones de las calificaciones de la DEUDA de unos y otros. Lo que no deja de tener su miga. No se fían de unos países endeudados hasta las cejas precisamente por haber tenido que acudir al rescate del propio sistema financiero. Pues eso, que no hay confianza en los mercados y habrá que ver la forma de recuperarla. Porque la gente con parné, viendo como esta el patio dice que no aflojan un duro para inversiones ni hatos de vino. Total ya están ganando una pasta especulando con los precios de los intereses, que los países están teniendo que pagarles para que les compren las emisiones periódicas de DEUDA pública. A los inversores y al capital no les gustan la inestabilidad y los riesgos aseguran los expertos en el tema. Traducción, los especuladores solo quieren jugar con las cartas marcadas, y los ases en la manga y quien no. ¿Entretanto esperaremos el maná?
Un momento… maná, dinero, confianza, especulación, esto me recuerda algo.
Kuwait 1979 el emirato se mece indolente en las ganancias del petróleo y los magnates de mayor y menor pelaje se aburren. Es lo que tiene que el dinero rebose por todas partes, la gente no sabe que hacer con el. En Kuwait existe una Bolsa oficial en la que operan más de cincuenta valores. Pero el control del gobierno a las inversiones y la especulación es demasiado férreo para los inversores ociosos. Deseosos de encontrar un nuevo y exclusivo pasatiempo en el que hacer uso de su dinero. Así en este escenario tan irreal fue como nació El Manakh., que tomó el nombre del edificio donde estaba situado. El sistema era sencillo, imaginad simplemente un monopoly donde las ganancias y pérdidas de los jugadores son reales. Todo ello por supuesto a lo grande. Los entusiasmados jugadores no tardan en lanzarse con ahínco a competir con todas sus fuerzas. Los valores y las propiedades, en principio muy reales. Pronto sufren unas subidas vertiginosas. La avidez de los jugadores es incontrolable. Así que para alimentar la enorme cantidad de transacciones que se demandan. Pronto se crean títulos y valores que no corresponden más que a entidades ficticias. Monopoly total con dos únicas reglas jugar siempre al alza. Aceptando como única moneda de cambio cheques con vencimiento posterior al real. Cheques completamente legales en Kuwait por aquel entonces. Algo así como una promesa de pago. –Si ya se que suena a cachondeo- Con la que el comprador promete al vendedor una suma que muy probablemente aún no tiene. –Insisto esto es real- El sistema estilo bola de nieve –alucinad ¡¡- esta por supuesto basado en la confianza. Confianza ¡¡ algo sagrado en Kuwait. Tan sagrado que simplemente nadie cobra uno de estos cheques con vencimiento posterior, pieza fundamental de todo este entramado. El Manakh pronto tentó a ciudadanos kuwaitíes de toda índole. Jeques, funcionarios, beduinos enriquecidos por el petróleo, inversores experimentados con ansias de hacer dinero. Que vieron como los beneficios empezaban pronto a multiplicarse por dos, por cinco…. Era de locos, algunas inversiones llegaron a revalorizarse un… 4000% ¿Quién no querría tomar parte?
Naijb Al Mutawa y su hermano Jassim no lo dudaron ni un instante. En un año Najib, un simple ordenanza de la televisión kuwaití. Aprende el oficio de corredor de bolsa. Con veinticuatro años se lanza al Manakh. Apuesta todo lo que tiene y gracias a unos excelentes contactos consigue hacer que se disparen las cotizaciones de unos valores comprados discretamente. Los resultados son impresionantes. En apenas tres años Najib se hace con decenas de inmuebles. Terrenos, locales, un palacio, una casa de campo, dos Rolls, un Maserati, residencias en Londres, Cannes, un jet privado. Incluso llega a comprarse la mitad de las acciones del más bello palacio del emirato. Su fortuna ronda los 260.000 millones de pesetas. El Manakh esta en su apogeo. Una innumerable cantidad de cheques con cifras de vértigo circula sin control. Endosándose una y otra vez sin hacerse nunca efectivos.
Hasta que un día de agosto de 1982 un “modesto” inversor con ansia de dinero fresco. Rompió la cadena de “confianza” al poner al cobro uno de los cheques de Naib Al Mutawa. Por la “modesta ” cantidad de 30 millones de dinars (unos 10.000 millones de pesetas de la época). Aquello fue el soplido que derrumbo aquel ilusorio castillo de naipes. El cheque, parte de un sistema irreal –Pero protegido por las leyes vigentes- no tenía fondos. El pánico fue inmediato y en pocos días una avalancha de gente presento al cobro en los bancos un alud de cheques- 28.000 para ser exactos- reclamando que se hicieran efectivos. Lo que obviamente provocó que se montara la de Dios, perdón la de Ala. Los cheques suman más de 128.000 mil millones de pesetas. El Manakh es paralizado por las autoridades. Que tras auditar pérdidas y ganancias confirman un agujero de 840.000 millones de pesetas. Es el momento de la solidaridad obligada. El estado no que puede tolerar este golpe a la confianza en la solvencia de las instituciones del país. Se compromete a responsabilizarse del déficit. Indemnizado a los pequeños inversores. Mientras que los hermanos Mutawa, en su momento héroes del Manakh , son acusados de estafadores. Todos sus vienes son confiscados y los sueños de grandeza desaparecen tras las demandas por deudas 1500 millones Jassim la mitad Najib.
Maná, Manakh se que su significado no será el mismo y que su parecido es solo circunstancial. Pero en mi modesta opinión me parece un paralelismo acertado. El maná caído del cielo. Se supone que fue algo que se le concedió a la gente para alcanzar lo que ansiaba la libertad, la tierra prometida. Los especuladores de El Manakh también trataban de alcanzar algo. Aunque solo fuera una parte de esa enorme riqueza proporcionada por ese otro maná que fluía del suelo. En la crisis actual el exceso de codicia de los especuladores y una confianza ficticia pregonada por el sistema nos arrastró al abismo. En la crisis del Manakh la codicia y la realidad ficticia se sirvieron y traicionaron a la verdadera confianza.