La verdad es que no sabría decir por que decidí crear este blog. Lo más sencillo, sería reconocer que siendo el escribir historias algo que siempre me ha gustado. La posibilidad de exponerlas para que cualquiera pueda leerlas me incentivó a tomar la decisión. Sea como sea, esta resultando una interesante experiencia, un atractivo divertimento del que quiero hacer participe a todo el que guste.







Para cualquier sugerencia, crítica u opinión.






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lunes, 28 de febrero de 2011

APARIENCIAS

-¿Te ayudo?- ofrecí viéndola fruncir el ceño mientras se peleaba con el cierre de un colorido collar.
-No gracias, ya esta.- respondió en tono cortante. Clavando la mirada en el espejo para terminar de colocárselo.
-Un diseño original. ¿Es nuevo?- pregunté. Mientras su semblante se relajaba complacida con el resultado.
-Lo es.- asintió escuetamente, cerrando el joyero y empezando a ponerse los zapatos.
-Te queda bien.
-Démonos prisa vamos a llegar tarde.- urgió. Levantándose decidida y tomando el bolso con gesto apresurado. Ignorando mi comentario con deliberada frialdad. Seguía enfadada conmigo, muy enfadada. Así que por mucho que fuera a acompañarme a aquella cena. Dispuesta a desplegar su arrollador encanto durante toda la velada. Como si fuéramos la más encantadora y feliz de las parejas. Eso solo ocurriría en público, ahora no tenía por que hacer concesiones. Aquello era cuanto podía esperar así que tendría que conformarme. El cabreo le iba a durar barios días, me lo tenía ganado y lo sabía. Rumié contrariado mientras salíamos del piso y cerraba la puerta.

En el pasillo, frente al ascensor, la hija de nuestros vecinos y su novio se comían a besos con la apasionada y entusiasta dedicación, correspondiente a una pareja de veinteañeros. Desde luego se estaban poniendo morados. Pensé mientras nos acercábamos y ella pulsaba repetidamente el botón de llamada, en tanto intercambiábamos una mirada de circunstancias. Ajenos a todo los chicos seguían a lo suyo con inagotable ímpetu.
-Las buenas costumbres no cambian. Los pasillos y zaguanes también eran lo nuestro.- la susurré. Acercándome con una mirada socarrona. Ella ignoró la insinuación apartando la mirada con gesto incomodo. –Vamos no seas así. ¿No te recuerda algo?- insistí con un gesto taimado que le arrancó una media sonrisa.
-Algo- respondió finalmente resignándose a seguirme el juego.
-¡Solo algo¡- protesté por lo bajo. Mientras se abría la puerta y entrábamos en el ascensor. Los chicos no se dieron por aludidos. Decididamente aquello era pasión, convinimos con una mirada. Finalmente tras unos segundos de espera ella emitió un leve carraspeo que consiguió captar la atención de la pareja.
-¿Bajáis?- preguntó en tono cordial. Consiguiendo que se separaran dedicándonos una serie de sonrisas azoradas.
-Si, perdón- consiguió musitar apenas el chico. En tanto la vecina bajaba la mirada tratando de controlar una risita nerviosa.
-Tengo que irme, hablamos luego.- dijo el en tono apresurado pero sin deshacer el abrazo que les unía.
-Hasta luego.- respondió ella con una sonrisa sofocada que el interrumpió con un nuevo morreo.
-Lárgate.- ordenó finalmente ella. Separándose y haciendo como si le empujara aunque sin mucha convicción.
-Te llamaré- aseguró el entrando finalmente en el ascensor y accionando el pulsador.
-Más te vale- advirtió ella cubriéndose el rostro ruborizado.
-¡Espera!- reaccionó de pronto la chica con gesto apresurado, haciéndonos dar un respingo. El consiguió detener la puerta antes de que se cerrara.
-Te ibas ligero de equipaje.- bromeó ella divertida. Pasándole la mochila que había quedado en el suelo. Lo que el chico aprovechó para volver a abrazarla rápidamente y plantarle un nuevo morreo. Que provocó que nosotros volviéramos a intercambiar nuevas miradas de resignación.
-Seguro que nosotros lo hacíamos mucho mejor.- aseguré puntilloso con gesto convencido. Ella asintió esbozando una sonrisa que se fue ensanchando. De pronto como llevada por una repentina determinación. Avanzó decidida y empezó a besarme con impetuoso deseo. Al que tras un momentáneo desconcierto, no dudé en unirme abrazándola y correspondiéndola con idéntica avidez. Por el rabillo del ojo capté como se cerraba la puerta. El ascensor empezó a bajar y junto a nosotros el chico se revolvía, seguramente incomodo con su nuevo papel de espectador.
Pero entonces ella me soltó retrocediendo para tomar aire. Durante unos segundos los tres nos quedamos mirándonos con repentina incomodidad. De la que ella se rehizo en seguida para abalanzarse sobre el chico al que empezó a besar con idéntico ardor al que me había dedicado segundos antes a mí. Desconcertado, la contemplé mientras le comía la boca al chico, que dejándose llevar le devolvió el beso. Incluso empezó a magreárle el trasero, lo que al menos ella interrumpió de inmediato con un contundente palmetazo que delimitó el terreno. Tras lo que se me antojó unos interminables segundos, el ascensor se detuvo y ella se apresuró a soltar a su presa. A quien dedicó una sonrisa satisfecha y un guiño de complicidad.
-Sabes, tienes toda la razón.- reconoció. Volviéndose para mirarme con gesto desafiante. Mientras se ajustaba el vestido y comprobaba el peinado en el espejo.
-Nosotros lo hacíamos mucho mejor. Lástima que esa sea la palabra clave. Lo hacíamos.- zanjó saliendo con paso decidido.  

28 comentarios:

Madame dijo...

Juan... que historia... no me gusta las comparaciones en ningún aspecto.. lo que la "dama" hizo .. no me gusto mucho...
besos y abrazos, nos estamos leyendo..

Unknown dijo...

Madre mía...qué historia!!!...hay que tener morro para demostrar de esa forma además del cabreo, algo que fue y que ya no puede ser...besooss

juan andrés estrelles dijo...

Hola Madame Milagros.
Bueno, tal vez la ¨Dama¨ solo constató una realidad. Pese a la falta de práctica su marido seguía besando muy bien. Lo que no esta tan claro es si el estaba dispuesto a no limitarse a añorar el pasado. Un abrazo.

Meg dijo...

:-O Por mucho que se lo mereceriera el marido,nadie se merece esa actitud!! He dicho :-)

Maria Eugenia dijo...

Un relato maravilloso de una situación bastante incómoda. Y encima comparar...
me gustó mucho
besitos

pseudosocióloga dijo...

Buenísimo.

juan andrés estrelles dijo...

Buenas tardes Marita, bien venida de nuevo.
En cierta forma tal vez si quede posibilidad de que la historia no se pierda. Esta cabreada pero ella sigue dispuesta a poner de su parte. Gracias por la visita. Un abrazo.

juan andrés estrelles dijo...

Exacto Meg estamos de acuerdo.

Aunque justificar la actitud suficiente de el y ese toque de prepotencia tampoco resulta nada fácil. Insisto ella va a apoyarle y añora aquello a lo que el solo se refiere como un recuerdo del pasado. Un beso.

juan andrés estrelles dijo...

Buenas noches Saltar del tren.
Que sorpresa tenerte de visita por mi rincón. Gracias por tu comentario. Un abrazo, nos leemos.

juan andrés estrelles dijo...

Muchas gracias Pseudo. Un abrazo.

Verónica dijo...

Oye, se te da bien esto de los mini relatos, por un momento hasta yo estaba en ese ascensor!!!!! te quedas con ganas se seguir leyendo!

JL dijo...

La verdad es que los ascensores se prestan a muchas historias. Tu relato es muy bueno, refleja muy bien los sentimientos de muchas parejas 'quemadas' por el tiempo.
Un abrazo y gracias por tu visita

kira permanyer dijo...

Buen Post, realmente consigue mantener el interés hasta el final y eso es muy buen sintoma. Revisa la ortografia y los signos de puntuación (que facil es decirlo, eh? dificil cuando estás enfrascado en la redacción...). Tu historia va más allá de una traición de sentimientos, de una situación violenta emocionalmente hablando... en el fondo es triste. Felicidades.

juan andrés estrelles dijo...

Gracias Verónica, pero no creas, en realidad acostumbro a sentirme más cómodo en textos más extensos. Me alegro de que te guste. Un abrazo.

juan andrés estrelles dijo...

Hola JL, gracias por asomarte a mi rincón.

Ese es el sentimiento con el que escribí el relato. Las relaciones ciertamente pasan por altibajos. Pero la mejor forma de afrontarlos es que ambas partes sean capaces de salvarlos sin caer en la simple aceptación del hecho consumado. Un placer tenerte por aquí.

juan andrés estrelles dijo...

Hola Kira.
Como siempre gracias por tu opinión. (Prometo aplicarme, aunque me cuesta, lo reconozco) Una historia triste y con sentimientos encontrados, es verdad. Pero me gusta pensar que en el fondo con su actitud, ella solo intenta hacerle reaccionar. Un beso.

Miguel Angel dijo...

Un claro ejemplo de que las comparaciones son odiosas y que cualquier tiempo pasado fue mejor...o peor.Cuando la pasión se transforma en rutina o en simple compañia , pueden darse estas situaciones tan incómodas.
Un a vez mas la ¿ realidad ? , que supera la ¿ficción ? .
Buen relato te has marcado, estás en forma.
Un abrazo Juan.

La Mari Fontaneda dijo...

hola amigo, que rabia me da leer estas historias de ascensor, lástima no tener en casa, claro como soy atemporal, mi palacio es del y pico, entonces no se fabricaban...extrapolaré tu historia al rellano de la escalera. Siempre he pensado que a algunos hombres parece que le va la marcha, le gusta que le den en donde más les duele, merecido tal vez, que insensatos pueden llegar a ser.
Me gusta mucho tu relato, te envuelve y eso, eso...es algo de una maravillosidad increible, te lo digo yo, que entiendo de esto, of course.
Un gran abrazo!

Menta dijo...

De hacer lo imprevisto...aunque eso saque enormes ronchas,el impulso a veces irracional de volver a recuperar lo que se perdio.
Ufff!...me asaltaron otras escenas en el ascensor!

Besos

abril en paris dijo...

Un relato que va cobrando interés según lo lees.."el amor que se agota" y los celos como mecha para "encender" de nuevo el fuego..
La historia si breve, dos veces buena.:-)

Un gusto leerte :-)

Carla Kowalski dijo...

Que excelente relato! Muy bien armado, pude imaginarme toda la escena.

Cecy dijo...

El relato esta impecable. No voy a juzgar a la dama, lo que si rescato que algo nos quiso decir a todos, verdad?

Me gustó.

Un beso.

juan andrés estrelles dijo...

Gracias a ti Miguel por volver a asomarte por aquí. Me alegro de que te haya gustado. Desde luego tu comentario capta perfectamente la idea de la historia. Hay que luchar por cuidar y mantener lo que se tiene. Un abrazo.

juan andrés estrelles dijo...

Hola La Mari.
Pues eso ya nos contaras esa adaptación tuya al rellano que tal funciona. No te digo lo que se me ha ocurrido con lo de que parece que a los hombres les den donde más les duela. Me ha gustado eso de ser atemporal. Un abrazo.

juan andrés estrelles dijo...

Je je je Te entiendo Menta… quien no ha sentido ese tipo de impulsos. Gracias por quedarte por aquí. Otro beso para ti.

juan andrés estrelles dijo...

Gracias Abril me gustó.
Una analogía perfecta y muy acertada la tuya. El fuego, el calor derritiendo el hielo de esos corazones. Un placer que me leas.

juan andrés estrelles dijo...

Hola Carla, muchas gracias por la visita y por aportar tu comentario. Un abrazo.

juan andrés estrelles dijo...

Tienes razón Cecy no podemos juzgarla. En ocasiones para salvar lo que se quiere somos capaces de actuar de las formas más disparatadas. Gracias por tus palabras. Nos leemos, un beso.